Una introspección a nuestra vida política

“La resistencia a partir de las ideas”

El Círculo de estudios un espacio para la reflexión:

Los Círculos de Estudios Ciudadanos se forman a partir del Plantón de 2006, formado por las Redes Universitarias y Rafael Barajas “El Fisgón”.

El Círculo de Estudio es un espacio apartidista comprometido con el Proyecto Alternativo de Nación del Presidente Legítimo de México Andrés Manuel López Obrador.

La propuesta del Círculo de Estudios dentro del espacio de La Casa del Movimiento Puebla La Reforma es ofrecer la información y formación política a través de charlas, ponencias, talleres, conciertos, lecturas y presentaciones de libros de diversos temas.

Un espacio libre, tolerante que permite la convivencia.

El Círculo de Estudios es una herramienta para concientizar, participar y organizar.

La estructura del Círculo de Estudios es tolerante y horizontal es decir, los ponentes, el moderador y los asistentes convergen en un espacio donde se reconoce al otro, a la patria, al tiempo que nos tocó vivir.

Permite relacionar a los hombres y mujeres que hacen historia, sin saber que la hacen.

Acerca a la sociedad civil y al pensamiento especializado.


lunes, 15 de febrero de 2010

Evo Morales en México

Compañeros, al fin se logró!!! El compañero Presidente Evo Morales estará en México el domingo 21 de febrero en Coyoacán. Su visita juntará en un mismo lugar a diferentes sectores progresistas del país; indígenas, movimientos sociales, partidos de izquierda, jóvenes, sindicatos y a la banda en general.

Sin embargo necesitamos muchísima ayuda, así que los que quieran involucrarse serán bienvenidos:

1) Necesitamos que manden este correo para avisar a todos sus contactos y pedirles que ellos también lo hagan.
2) pueden sacar copias al archivo 4volantes y repartirlas
2) O RECOGER los volantes y pegar los carteles que ya imprimimos, para ser repartidos en sus barrios, escuelas, trabajos, etc
3) Ayuda para el registro gráfico el día del evento

Para lograrlo necesitamos coordinación, así que contéstenme este correo diciendo a que se pueden comprometer y realizaremos en corto reuniones operativas para ARMARLO.

Otro mundo es posible y cada vez es más probable.

Saludos a todosss
Pablo
pemsfractus@hotmail.com

La represión del espurio en Juárez minuto a minuto

Los invitamos a que visiten el blog de la resistencia en el Norte del país,
la dirección es http://chihuahuaresiste.tk3.net

Tratemos de apoyar a nuestros compañeros difundiendo su blog entre
nuestros contactos, hay muchos videos para difundir.

miércoles, 10 de febrero de 2010

PRIMER SESIÓN DEL CÍRCULO DE ESTUDIOS

En nuestra primer sesión de este año compartimos una cálida conferencia con el Periodista Francisco Rodríguez (Conductor del programa Índice Político y autor de la columna Índice Político)


Texto de la conferencia de Francisco Rodríguez
Puebla, Puebla
06 de Febrero de 2010
MÉXICO: CRISIS Y OPCIONES
La Crisis mundial iniciada en septiembre de 2008 con la quiebra del banco Lehman Brothers afectó a nuestra economía, provocó problemas en las relaciones económicas internacionales pero –esto es lo fundamental- no fue la causa de la difícil situación que hoy vivimos.
La verdad es que hace 25 años que nuestra economía, la vida política y las relaciones sociales de los mexicanos están en crisis. Nos negamos a aceptarlo, pero es la verdad y unas cuantas cifras lo pueden probar.
Entre 1934 y 1980 el crecimiento del Producto Interno Bruto fue de 6 % anual en promedio. Pero de 1980 a la fecha crecemos en promedio a un 3% anual. La diferencia fundamental es que en el primer periodo al gobierno le preocupaban cosas como impulsar la industrialización, mejorar el nivel educativo, atender masivamente la salud, aumentar la cobertura de servicios de agua potable y alcantarillado, modernizar las comunicaciones.
Debemos reconocer que en esa etapa se confundió el reparto agrario con el desarrollo agrícola y que la sustitución de importaciones fue el motor fundamental de la industrialización, pero enfocada al consumo interno y sin preocuparse del mercado internacional.
Pero esos errores son menores frente a las graves equivocaciones que se han cometido desde la década de los 80, cuando se impuso la teoría neoliberal como norma del manejo de la política económica gubernamental.
Se decidió que la mejor política industrial es la que no existe. Y así ha funcionado el gobierno hasta la fecha. Hay varias consecuencias de ello. Si tomamos 1993 como igual a cien, diez años después los productos importados han desplazado al 44% de la industria manufacturera nacional.
En el sector químico y plásticos el desplazamiento es del 63%, en las industrias metálicas básicas es de 43%, en los productos metálicos maquinaria y equipo llega al 61% y en papel, imprentas y editoriales es 39%.
¿Cuántas empresas conocen ustedes que han preferido cerrar sus plantas, convertir sus instalaciones en bodegas y llenarlas de productos de importación? Un caso evidente es la industria del calzado, desplazada por las importaciones asiáticas de bajo valor, los zapatos usados y el contrabando. Algo similar sucede con la ropa.
Por si fuera poco, la acéfala Secretaría de Economía pretende eliminar controles y verificación de los productos que se importan, como complemento a la eliminación de aranceles a más de cuatro mil fracciones; todo lo cual lesiona directamente a los empresarios mexicanos y deja sin protección sanitaria y de calidad a los consumidores.
El enfoque neoliberal ha sido abrir el mercado nacional para que los productos importados aseguren una reducción de la tasa de inflación anual, lo que se ha logrado, estabilizándola en menos de 5% cada doce meses.
Eso sí el contrabando crece. Una prueba de ello es que la economía informal ya representa el 36% del PIB frente al 16% que era hace diez o quince años.
Hubo un esfuerzo, hace treinta años, (el Sistema Alimentario Mexicano-SAM-) por dar a los mexicanos seguridad alimentaria incrementando la producción de los artículos de mayor consumo. Hoy en día la agricultura no abastece más del 52 % del consumo nacional. Lo cual es explicable porque carece de apoyo técnico, los limitados programas promocionales favorecen a los influyentes y a las grandes empresas agrícolas, no hay seguros ni precios de garantía –que todos los países desarrollados tienen- y, el colmo, el crédito agrícola se contrajo 30% entre 1997 y 2005.
La inversión pública se redujo a menos de la mitad de lo que significaba respecto al PIB hasta 1982; se perdió el control nacional del sistema bancario y de seguros; la eficiencia educativa es peor cada año y sistemáticamente ocupamos los últimos lugares en las encuestas que hacen la OECD y la UNESCO.
La dependencia del petróleo como fuente del gasto público nos orilló a sobreexplotar el recurso, que ahora acusa fuerte tendencia a la baja. Se ha disminuido año a año desde 1994 el gasto en ciencia y tecnología y los principales afectados han sido Pemex, que carece de capacidad técnica para explotar los yacimientos ya localizados en aguas marítimas profundas y semiprofundas, y el sistema de universidades públicas.
Los neoliberales condenaron el crecimiento del mercado interno al congelar los salarios con aumentos iguales a la inflación y pusieron todas sus esperanzas en el mercado externo. Para ello firmaron al mayoreo tratados de libre comercio, con 42 países en total, bajaron o eliminaron la protección a la protección nacional y creyeron que las exportaciones crecerían hasta sustituir la demanda doméstica y generar utilidades cuantiosas.
Lo que ha sucedido es que nuestro comercio exterior sigue dependiendo del mercado de los Estados Unidos de América, con el cual tenemos el 83% de nuestro intercambio. Porcentaje por cierto igual al que teníamos en pleno porfiriato, en el siglo XIX y sin tratado comercial.
Los empresarios no tienen productos competitivos para introducirse en la economía globalizada y, más allá de las tradicionales y rimbombantes declaraciones de los funcionarios, carecen de respaldo bancario, de transportes – no hay un solo buque carguero de bandera nacional- y de promoción para abrir nuevos mercados. Además de la carga fiscal tienen que pagar la corrupción y absorber los altos costos internos de las materias primas y de los servicios, especialmente los energéticos comercializados por el gobierno federal.
La agricultura tiene baja productividad y se insiste en cultivar productos de baja demanda internacional y que no responden a los cambios de la dieta de los mexicanos urbanos, sino a las costumbres campesinas que ahora solamente representan una quinta parte de la población nacional.
El resultado es que la pobreza se enseñorea en el país. Ha aumentado en los últimos años hasta que la mitad de la población se incluye en éste renglón estadístico y casi la mitad de estos pobres carecen de recursos para comprar la canasta mínima de consumo, ya que viven con menos de un dólar al día. O sea que estamos ante la expectativa de hambrunas masivas, puesto que esos porcentajes son similares a los de las zonas paupérrimas de la India, El África subsahariana y zonas aisladas del Asia sudoriental.
Un resultado palpable es la disminución de las tallas de los niños que ya se registra en el sureste y las zonas montañosas de Oaxaca y Guerrero, la reaparición de enfermedades asociadas a la pobreza como la tuberculosis y la muy de moda influenza H1N1.
El salario real ha perdido el 70% de su poder adquisitivo entre 1998 y 2006 y apenas hemos creado empleos. Los indicadores respecto al número de nuevos solicitantes de trabajo que fueron absorbidos por la economía son 21% en el salinato, 36% con Zedillo, 14% con el anterior presidente y menos aún con el actual. Antes los promedios sexenales respectivos eran de 90% a 95% hasta 1970 y 67% en la década siguiente.
En síntesis. Hemos vivido durante un cuarto de siglo en una economía en plena crisis.
Agunos datos al respecto. Según el índice internacional de competitividad, en 2007 ocupábamos el lugar 52 entre 131 países. En 2008 bajamos al 60. Entre 2009 y el año próximo nuestro registro bajará 4.2 puntos afirman los expertos del Foro Económico Mundial. Los factores que explican esta baja son: ineficiente burocracia gubernamental excesiva regulación, corrupción, delincuencia, legislación laboral restrictiva, inadecuada infraestructura de transpote y comunicaciones, reglas impositivas cambiantes, fuerza de trabajo mal preparada, falta de ética de trabajo, inestabilidad de las políticas económicas, favoritismos del gobierno, falta de protección a la propiedad intelectual, despilfarro gubernamental, falta de transparencia de las políticas públicas, decisiones judiciales no independientes.
Transparencia Internacional ha señalado que la corrupción ha aumentado en México en los últimos años y que estamos en niveles similares a los países más atrasados de África y Asia.
La ineficiencia gubernamental es particularmente relevante en el manejo fiscal. México tiene la más baja recaudación de la región latinoamericana si medimos la proporción que ésta representa del PIB. Brasil registra un 36%, Argentina 29%, Chile 21%, Venezuela 17%, Honduras 18% y México 11.7%. Datos de la CEPAL.
Claro está que influye en esta situación el enorme cúmulo de tratamientos fiscales especiales que benefician a ciertos sectores y empresas y la ineficiencia para controlar el contrabando. Citemos el caso más reciente se elevó el impuesto especial a celulares, la internet y la televisión por cable; además de las empresas del sector pagarán el IVA incrementado, el aumento del ISR y los efectos del IETU y del impuesto a depósitos bancarios en efectivo. El Pretexto para todo ello es que recaudarán 10 mil millones de pesos.
Pero resulta que simultáneamente se otorgó una exención bianual a las empresas que compren al gobierno más espacio radioeléctrico, por lo que se dejarán de percibir 5 mil millones de pesos anuales, en total lo mismo que pagará el público consumidor en un año con los referidos aumentos.
Más aún, contra lo que sucede en la mayoría de los países el gobierno no obliga a los prestadores de servicios a mejorar la calidad. España anunció hace unos días que se dará servicio de internet gratuito a todos los residentes; junto con otros países esta prestación se otorga en banda ancha de un magabyte. En México solamente 3 de cada diez usuarios de teléfonos o televisión por cable tienen acceso a la internet y apenas 1 de cada 20 de ellos recibe un megabyte.
En países como Japón, Francia, Corea y Australia el servicio normal es de 100 megabytes. En Estados Unidos y España es de 50 megas y en Grecia, Eslovaquia, Irlanda y Polonia es de 20 megas. No extraña pues que tengamos el último lugar en la estadística de la OECD por la velocidad, la cobertura y el alto costo del servicio. Turquía, que es el penúltimo en la lista, tiene 10 megas y un precio inferior al tercio mexicano.
Volviendo a la recaudación del fisco. Simplemente suprimir los tratamientos especiales para sectores económicos y empresas hubiese significado recibir impuestos por más de 400 mil millones de pesos, suficientes para cubrir el déficit de 380 mil millones de pesos, suficientes para cubrir el déficit de 380 mil millones previsto para este año.
La crisis mundial forzó a todos los países a aceptar las graves fallas de del modelo neoliberal, al grado que los países promotores de éstas tesis ya la abandonaron formalmente y han aplicado medidas Keynesianas –similares a las que se operaban en México hasta 1975-.
Sin embargo nuestro gobierno ha equivocado totalmente el enfoque: continúa aferrado al neoliberalismo, no ha invertido en los sectores productivos para impulsarlos a competir eficientemente en la escala mundial, ha elevado los impuestos cuando todo el mundo los reduce para facilitar la acción de los productores; elevó los impuestos al consumo y se rehúsa a elevar el déficit fiscal, argumentando que se aumentara el riesgo país y por ello será más caro el financiamiento internacional y más difícil atraer inversionistas.
No mencionan los funcionarios federales que Brasil Tiene un nivel de riesgo país superior al doble del mexicano y que recibe inversión extranjera superior en un 50% a la que llega a México. La diferencia es que la economía brasileña es dinámica, está creciendo, el gobierno apoya a los productores y, pese a problemas sociales tan graves o más que los mexicanos, tiene la confianza de los empresarios y banqueros.
Los brasileños consumen lo que producen, exportan más que México y la diversidad de sus productos industriales en el mercado internacional es mucho mayor que la mexicana, sin contar con que tienen desarrollo tecnológico propio en áreas críticas para el crecimiento de la economía; exportan a Sudamérica, África, Asia y Europa en proporciones similares.
Dos días después de la declaración de la Secretaría de Hacienda sobre el déficit fiscal, una de las tres empresas internacionalmente reconocidas como calificadoras eminentes, elevó el riesgo país de México aduciendo que se maneja mal la política fiscal. Las otras, sin duda harán lo mismo con ese u otros argumentos.
La perspectiva para 2010 es que en México tengamos una tasa de inflación de unos 7 punto s o más, ya que los impuestos han subido y el ingreso de los asalariados ha bajado proporcionalmente. La competitividad Internacional se contraerá, las tasas de interés son muy superiores a las de nuestras contrapartes comerciales y falta de crédito a la producción. Entre 1997 y 2005 el crédito a la construcción disminuyó 15%, a la industria bajo 27 %. Solamente subió en cuanto a servicios, un 5%, impulsado por el uso de las tarjetas de crédito.

Actualmente la previsión del FMI es que la caída de la economía mexicana será del 7.3% este año; la CEPAL calcula que será cercana a 8% y la OECD acaba de anunciar que será más de 8% y la OECD acaba de anunciar que será de 8.5%.
Mientras tanto los países que no aplicaron la receta neoliberal ya empezaron a repuntar. Australia y Brasil superarán el 3% de crecimiento del PIB en éste año. Estados Unidos ya tuvo un trimestre de 3.5 % de crecimiento frente al mismo trimestre del año anterior. Japón, Francia, Alemania, Irlanda registran crecimientos del mismo orden.
Los economistas de renombre mundial, singularmente quienes han recibido los premios Nobel, han señalado que la política económica de México está totalmente equivocada frente a la crisis. El gobierno federal los descalifica como ignorantes, sin darse cuenta que con ello se califica a si mismo, puesto que los datos les dan la razón a los expertos y la incapacidad gubernamental para revertir las pésimas condiciones de la economía nos encamina a una crisis más prolongada.
México tiene la mayor contracción económica de América Latina. Más aún, entre las 20 economías que producen el 80% del PIB mundial nuestro país registra la peor actuación, con la mayor tasa de decremento. Estamos compitiendo al nivel de las economías más ineficientes del mundo, como las africanas, y nos superan los países llamados atrasados en nuestro continente. Honduras, Haití, Nicaragua y Bolivia registrarán números positivos al concluir el año.
Como se puede apreciar, la crisis que padecemos no vino del extranjero. La ocasionamos nosotros a lo largo de las décadas. Al finalizar el siglo pasado México era la novena economía del mundo por sus indicadores de producción y bienestar. Hoy hemos retrocedido al décimo quinto lugar mundial y apuntamos directamente al vigésimo en corto plazo, según todas las medidas, encuestas y previsiones.
Para cumplir este dramático pronóstico insistimos en políticas económicas equivocadas que generan baja productividad por hombre ocupado, casi nulos niveles de creación de empleos; con alta evasión fiscal, con reducido pago de impuestos, con educación cada vez peor, con inversiones insuficientes, con constantes cambios de políticas económicas, rigidizadas por ideologías imprácticas y contrarias al interés nacional.
Nos ha faltado flexibilidad, modernización, capacidad de respuesta. Nos ha faltado, ante todo, una clase dirigente capaz, honesta y pragmática, que ponga las necesidades nacionales por encima de los intereses de grupo o personas.
Este problema se presenta lo mismo entre los políticos que los sindicalistas, los dirigentes campesinos o los líderes empresariales. Todos procuran su beneficio directo e indirecto, participan de la corrupción en una u otra forma y cierran los ojos a los problemas para dirigir sus energías y acuerdos a las soluciones inmediatas, de coyuntura.
Nos ha faltado decisión para enfrentar los grandes problemas, para corregir las malas prácticas de conducta, para renovar la educación y para desarrollar nuevos campos de actividad.
Hemos mantenido la comodidad de las soluciones temporales, los parches y los arreglos subrepticios. Al fin que quien no tiene trabajo podía emigrar, aunque en los últimos años los que van y no regresan son los jóvenes más preparados; no nos importa que los trabajadores manuales que emigraron ya no pueden enviar tantas ni tan cuantiosas remesas al 20% de las familias mexicanas que viven de ellas.
Afrontar la realidad es algo que no hemos querido hacer. La crisis mundial nos quitó la venda y por eso hoy esta intranquila la sociedad mexicana y ha hecho conciencia de las muchas fallas que tenemos en todos los órdenes.
Ya no podemos posponer las decisiones de fondo; ya no podemos esperar milagros, ya que no hay quien nos rescate.
Tenemos que enfrentar los problemas; todas nuestras fallas deben ser corregidas al mismo tiempo, no hay condiciones para gradualismos. Se necesita un proyecto nacional de fondo, con valor, constancia y pragmatismo.
En vísperas del centenario de la Revolución y del bicentenario de la lucha por la Independencia, el país se encuentra en un situación insostenible.
Tan explosiva como estaba en 1808 y en los tiempos postreros del porfirismo, o más.
Todo está cuestionado y el veredicto es común: nada funciona. La economía va de mal en peor; la situación social es inequitativa, más que en la segunda mitad del siglo pasado; la estructura política cruje por las mil y una fallas que todos detectamos; no hay seguridad pública y tampoco hay seguridad social; solamente generamos pobres y desempleados.
Probablemente no hay peores cifras en la estadística nacional en los últimos ochenta años.
Creamos en el siglo XX una clase media que hoy está empobrecida y enojada; el campo está en peores condiciones que al concluir la lucha armada hace dos generaciones; millones de jóvenes no saben lo que es un empleo estable; millones de ciudadanos viven esperando las dádivas que los gobiernos reparten para asegurar los votos que les darán pingües beneficios en el siguiente periodo electoral; las guerrillas no tienen respuesta porque han equivocado el planteamiento al obcecarse en ideologías fracasadas; miles de familias no tienen esperanzas, ni escuelas decorosas para sus hijos y nietos y esperan con temor las enfermedades que cada día son más endémicas y menos contenidas. El crimen triunfa y es esperanza de vida –corta- y de ingresos –abundantes- para cientos de desarrapados de las zonas urbanas y de las parcelas agrícolas improductivas. La corrupción se extiende más rápido que una mancha de tinta en papel blanco.
¿Queremos esperar un estallido social? ¿Tercamente ignoramos la realidad? ¿Estamos deseosos de entregar al extranjero lo poco que hoy conservamos en la economía?
La respuesta es la unidad nacional para dedicarnos al trabajo honesto y el esfuerzo sin pausa.
En los años de postguerra casi todo el mundo nos enseño lo mismo. Estados Unidos de América invirtió 12 731 millones de dólares en cuatro años mediante el Plan Marshall, para que Europa recuperase sus capacidades productivas y demandase productos industriales fruto del ingenio y el capital yanqui. Se logró que Europa tuviera el periodo de mayor crecimiento económico de su historia.
Estados Unidos impulsó así sus propias industrias a reconvertirse a procesos normales de producción, abandonando la economía de guerra. Los países beneficiados pagaron en su propia moneda el crédito recibido y con ello integraron fondos nacionales, que invirtieron nuevamente en el desarrollo de sus propias economías.
En los cuatro años del Plan Marshall la industria europea creció a 35%, la agricultura sobrepasó los niveles de preguerra. Se incrementó el comercio intraeuropeo y con ello se sentaron las bases para el mercado común que evolucionó unas décadas a la actual Unión Europea. También lograron los Estados Unidos apoyo a sus políticas contra la Unión Soviética en materia política, económica y militar.
México tuvo en el sexenio pasado ingresos adicionales al presupuesto federal por más de308 mil millones de dólares. Hablo de 5130 millones de dólares por año. Una suma ingente, superior a los que gastaron los Estados Unidos de América en el Plan Marshall, en un periodo semejante de cuatro años.
¿Y qué se hizo en México con esta montaña de recursos? ¿En que se gastó? En salarios para la alta burocracia, en apoyos de todo tipo para ellos y sus favoritos, en privilegios para unos cuantos. 80% subió el gasto corriente federal del 2000 al año pasado. Nada productivo. Solamente erogaciones vacuas, premios a la obsecuencia y corrupción en los más altos niveles y para satisfacer la rapacidad de los miembros de una familia, que recibieron en seis años más que las hermanas y paniaguados de Iturbide y los serviles conservadores que imploraron a Maximiliano que los comandase.
Decía que en la postguerra en todas partes del mundo se nos dio la misma lección. Me refiero a la unidad de propósitos, de metas y el respeto a normas éticas básicas para el manejo de la economía, la política y la convivencia social.
En todos los países se defendieron rutas, acciones, propósitos, compromisos y se estructuraron mecanismos para impulsar la vida democrática para asegurar que la voluntad de los ciudadanos fuera la que decidiese el ritmo y orientación de los avances, todos ellos encaminados a metas concretas, indicadores precisos, construcciones proyectadas.
Así hemos visto que Alemania ha oscilado entre uno y otro partido, ha absorbido la antes separada zona oriental del país y continúa adelante a ritmo acelerado. Que Francia ha tenido más de cincuenta gobiernos –lo mismo que Italia- en cincuenta años, pero ambas siguen avanzando. Que Brasil ha pasado de las dictaduras militares a la democracia burguesa y al triunfo presidencial de un obrero socialista y marcha hacia adelante incontenible, superando lo que México hizo en medio siglo de avance y un cuarto de siglo de retroceso.
Y así podríamos seguir enumerando casos de éxito. No puedo dejar de mencionar el crecimiento notable de China, a ritmo de 10% anual, y su peculiar gobierno comunista, comparable con el de India y su socialismo cuasi religioso, que genera avances de 7/8% por año; y el explosivo desarrollo de Corea del Sur, que en 1960 tenía menos de la tercera parte del ingreso per cápita de México, en 1985 nos superó y ahora registra una riqueza individual más de dos veces superior a la de los mexicanos. Hace cincuenta años en Corea un obrero ganaba 2.15 dólares; hoy el mexicano percibe 2.92 dólares y el coreano cobra 16 dólares.
¿Qué hicieron? ¿Cuál es la explicación del desarrollo de tan diversas economías, de tan varia das sociedades, de tan diferentes culturas?
Hay un elemento en común. La unidad de propósitos, forjada en el debate honesto, el compromiso de ejercicio democrático y el respeto a las opiniones plurales.
En todas estas naciones se han fijado metas concretas de tipo social, educativo, de infraestructura, de servicios, de producción, etc.
En todos estos casos las metas siguen siendo validas, los compromisos se cumplen, cualquiera que sea el gobierno que los ciudadanos respaldan con su voto.
Los programas de largo plazo son permanente, los de gobierno son efímeros según el respaldo electoral.
México requiere eso. Superar la rabiosa intolerancia de los partidos, sobreponerse a los intereses particulares y de grupo, programar en función de las necesidades nacionales y regionales, no de las utilidades de los capitalistas, o las conveniencias de los dirigentes políticos y gremiales.
Debemos eliminar los abusos de la burocracia, la desvergüenza de los partidos, la mendacidad de los funcionarios y la mendicidad de los clientes de grupos y gobiernos, los negocios de los corruptos.
Se ha propuso por años ha que se forme un consejo Económico y Social, que reúna a todos los puntos de vista, a todas las potenciales aportaciones, a todas las necesidades.
De su trabajo pueden generarse metas a largo plazo en todos los órdenes de la economía, la vida social y el manejo financiero. De la aprobación de sus documentos se derivará un compromiso de largo plazo de todos los segmentos de sociales para que México tenga metas claras, plazos exactos, esperanzas firmes. Y de ese esfuerzo derivarán opciones de gobierno que enfatizarán una, u otra, u otra más de las formas de llegar a las metas acordadas.
Es tiempo de enfrentar los problemas. No de posponerlos. No de hablar de ellos y darlos por resueltos con un discurso, una ley, una publicación o hasta una enmienda constitucional.
Necesitamos un programa integral de construcción de infraestructura moderna en carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, presas, estaciones generadoras de electricidad, extracción de hidrocarburos y operación de sus plantas refinadoras y derivados petroquímicos, transportes públicos urbanos, áreas de riego, abastecimiento de aguas potables y limpieza de aguas servidas.
El Estado debe ser económicamente viable y eficiente en el gasto a través de una reforma hacendaria integral. Deben combatirse las enfermedades y la mala nutrición, promoverse la higiene personal y colectiva.
Es indispensable un programa de guerra; si, de guerra, contra la ignorancia, la mala educación, la incultura, la falta de ética, el desconocimiento de la historia y la ignorancia de la geografía y el civismo en sus múltiples modalidades. Es urgente enseñarles a los mexicanos español –su lengua común- y rescatar las culturas ancestrales indígenas y negra.
Es preciso una acción conjunta, un compromiso formal, nacional, con penas severas, contra la corrupción y la colusión de malos funcionarios, empresarios y delincuentes.
Es preciso una acción conjunta, un compromiso formal, nacional, con penas severas, contra la corrupción y la colusión de malos funcionarios, empresarios y delincuentes.
Es indispensable forjar un proyecto de industrialización amplio, con ambiciosas metas, que se finque en el desarrollo tecnológico de nuevas actividades como la biotecnología, la robótica, la miniaturización, las nanoindustrias, la computación de altos vuelos, las comunicaciones de última generación. Es necesario impulsar la capacitación de los obreros y los campesinos. Se requieren programas de crédito, seguros, asistencia técnica en todas las actividades. Promover una agricultura moderna y mecanizada.
Los monopolios y oligopolios privados deben destruirse, lo mismo que los privilegios y los abusos de sindicatos, empresarios y burócratas.
El gobierno debe hacer su parte, no puede eximirse de responsabilidades para derivarlas a los empresarios o los trabajadores. Estos deben renovar su actitud y no hacer como que pagan y producen o como que trabajan y generan. Entre todos podemos, debemos, forjar estos programas, definir estos proyectos, ejecutar estos avances, limpiar la vida nacional de todos los detritos que la hacen insostenible e intolerable.
Debemos ser orgullosamente mexicanos, pero no patrioteros. La fe en México es algo viable. Depende de nosotros hacerla compatible con las necesidades de todos y no con las conveniencias de quienes hacen alharaca y demagogia.
Los mexicanos hemos superado crisis de toda índole. Fuimos durante el siglo XX ejemplo para América Latina y respetados por el primero, segundo y tercer mundos. Nada impide que retomemos la senda del progreso, la honestidad, la creatividad, el trabajo y la conducta ética que entonces supimos seguir.
Lo que se requiere es metas compartidas, es decisión de trabajar, honradez, tolerancia. Pasión por México y unidad por encima de intereses mezquinos.